Durante los últimos cuatro años he sido la Rectora de la Universidad de Alicante. Ha sido el mayor honor y el cargo de mayor responsabilidad de mi trayectoria profesional. Asumí la gestión, defensa y representación de una Universidad moderna, transparente, de calidad, de prestigio investigador y fuertemente vinculada a nuestro territorio y a nuestra sociedad. Conocía todas sus fortalezas porque he llevado a cabo en ella toda mi vida académica y profesional y la he visto nacer, crecer y desarrollarse. Sin embargo, también sabía, tanto hace cuatro años como ahora, que mantener ese prestigio y esa calidad exige afrontar nuevos retos y defenderla de nuevas amenazas.

La UA tiene 45 años y se enfrenta al relevo de su tercera generación. Hemos avanzado mucho en estos cuatro años, reduciendo la tasa de asociados e incrementando la estabilización y promoción del profesorado, e incorporando y reteniendo talento. Hemos estabilizado y promocionado al PTGAS con una tasa de interinidad por debajo de la exigida por la normativa europea. Hemos avanzado en la empleabilidad del estudiantado, asegurando las prácticas externas cotizadas a la Seguridad Social, y hemos mantenido un trato constante y cercano con todos los colectivos para atender sus necesidades y preocupaciones. No obstante haber cumplido la mayoría de nuestros compromisos electorales, de los cuales daremos cumplida cuenta en este proceso electoral, somos conscientes de que los siguientes retos son cuestiones que deben seguir siendo prioritarias en nuestro nuevo mandato:

relevo generacional, simplificación de procedimientos, reivindicación de financiación adecuada, renovación de equipamientos e infraestructuras, internacionalización, empleabilidad, formación permanente, digitalización…

La nueva LOSU y la reforma de nuestro Estatuto nos permitirá realizar, junto con toda la comunidad universitaria, una reflexión sobre qué Universidad queremos para los próximos años para: dejarla definitivamente en la siguiente generación, conseguir una financiación adecuada, realizar una estrategia de espacios, consolidar nuestros nuevos grados, mejorar nuestra oferta de posgrado, y abundar en un gran plan de formación permanente y a lo largo de la vida. La nueva generación de jóvenes exige nuevas formas de enseñar y de aprender, lo cual va a exigir una revolución de nuestras enseñanzas para adecuarlas a las necesidades profesionales actuales.

Nuestra Universidad debe seguir siendo el mejor lugar donde aprender, donde enseñar, donde investigar y donde trabajar.

Con la misma ilusión de hace cuatro años, me propongo, conjuntamente con toda la comunidad universitaria y con toda la experiencia acumulada, afrontar la consolidación de lo logrado y el desarrollo de los nuevos proyectos que en este programa electoral os presento.